30.11.04

Índiga

Mayra Montero

Fuente original: El Nuevo Día Revista Domingo 4 de julio de 2004, Puerto Rico.

De mis escritos favoritos en este diario, son los de Daniel Altschuler, director de Divulgación científica del Observatorio de Arecibo quien hace un par de domingos habló de los llamados niños índigo.
Yo también, como él, tuve que ponerme a averiguar lo que era aquello, cuando una señora, en una firma de libros, me preguntó si, yo había sido índigo, o índiga (lo de índiga me gusta más, suena como a desviación sexual). Sinceramente, primero pensé que se trataba de una enfermedad de la piel, el índigo como el púrpura, algo de eso. A los dos minutos ya lo había olvidado, pero que entonces doy una vuelta por la librería y me encuentro con doscientos títulos relacionados: cómo tratar a los niños índigo, cómo darles de comer, qué cuentos contarles, en fin, un negocio floreciente.
Claro que los niños índigo supuestamente están naciendo desde los años setenta -fue cuando llegó aquella invasión jupiterina, fecundaron a las mujeres con unos hilitos de tela de araña que deliciosamente expulsaban sus tentáculos, y ahora estarnos rodeados de criaturas mitad terrícolas y mitad espaciales-, de modo que yo no pude ser índiga para la época en que me engendraron no existía el aura, que ahora sí la tenemos, nos las ponen los ángeles, unos la tienen verde, otros la tienen amarilla, y aquellos cuyas mamás vieron un punto de luz en el dedito del corazón de E. T., la tienen índigo.
Me informa Altschuler en su escrito, pues yo, triste de mí, no lo sabía, que la Comisión de Educación v Cultura de la Cámara (dije Cultura, dije Educación) había iniciado una "pesquisa" sobre los niños índigo, y que la exposición de motivos de la resolución (hay que ver en lo que pierden el tiempo), planteaban cambios de ADN, cambios en el hígado, y no sé cuántas maravillas, que lógicamente les debernos a las "entidades" que nos están preñando, de emoción o de lo que sea Altschuler, horrorizado, aseguraba que desde el punto de vista biológico el párrafo era un disparate Pero lo mejor no es eso, sino que parece que en ciertas dependencias del Gobierno, como el Departamento de la Familia, se dedicaron a escribir ponencias en las que se llegó a comentar, agárrense, la posibilidad de que los niños índigo posean la "capacidad de recordar vidas anteriores".
Yo hubiera dado media vida (de las anteriores, no de esta) y todo el índigo que tengo en las venas, por haber visto en televisión ese preclaro proceso parlamentario de dar inicio a la "pesquisa", y escuchar la lectura de ponencias y la defensa de la resolución, más contemplar la cara del prócer que se sienta a presidir y exclama, con ceño adusto y voz de carretilla: "No hay objeción, sin objeción, aprobada la R. de la C. 6385". Anoten este número y juéguenlo en el Pega Cuatro (desde que leí el artículo de Altschuler me lo estoy jugando todas las semanas), pues quién quita que los niños índigo, con sus poderes telequinésicos, no se pongan a mover las bolitas dentro del bombo y nos den el premio como señal del ciclo, para que no seamos descreídos.
Ahora bien, me pregunto una cosa: los primeros niños índigo, ¿qué ha sido de ellos? Porque niños ya no son, si nacieron en los setenta andarán por la treintena, y quiero ver qué maravilla están haciendo con sus poderes metatrancosos y los "conocimientos astrológicos y paranormales" (el entrecomillado es porque lo he tomado de la sesuda ponencia del Departamento de la Familia).
Me pregunto además, porque tengo la duda: ¿quién me asegura que un jupiterino de esos, o una "entidad", o una criatura de otra dimensión, lo que sea que produce índigos, no vino antes de tiempo al planeta y se dio una vueltecita por Texas? No es por nada, pero el presidente Bush me tiene cara de índigo, fíjense en la caída de ojos, en la sonrisita con que nos obsequia cada vez que repite que él no dijo que Saddam tuviese que ver con Al Qaeda, sino que "habían tenido contactos". Contactos tuvo él, y la familia de él. Yo no entiendo cuál es la diferencia, si al final, como Mambrú, se fue a la guerra. Debe ser que no tengo aura, tengo una cabeza chata, desaurada y perpleja.
Suerte que los legisladores -por quienes voy a votar con la papeleta en blanco para que la llene el índigo de sus entretelas- su­plen esa carencia de fantasía mía, y de varíos contribuyentes más, con sus magníficas resoluciones. Altschuler, mi articulista favorito, se teme que `mañana ordenaremos una investigación para dar con el chupacabras". Pero qué dice, si no hay que ordenar nada, si ya un alcalde salió a buscarlo, cierto que no lo encontró, pero eso no significa que el chupacabras no exista.
¿Hay chupacabras índigo? ¿Los niños índigo se convierten después en chupacabras? ¿Puedo adquirir el índigo aunque me haya engendrado mi padre? Yo pido un turno ante la Comisión de Educación y Cultura de la Cámara, lo estoy pidiendo en serio. Tengo una ponencia, y tengo además un conejo. No quiero precipitarme, pero me parece, sólo me parece, que es índigo en estado puro: brilla en la oscuridad, se acuerda de sus vidas pasadas (redactaba resoluciones en la Cámara), mueve zanahorias con la mirada roja y tiene un ADN de gato el muy desgraciado. Necesito que alguien me ayude a comprenderlo.
(Mayra Montero escribe una columna semanal en la Revista Dominical del diario El Nuevo Día.)

7 comentarios:

Anónimo dijo...

hola, en realidad no tengo una pagina web de momento sin embargo he puesto mi correo por cualquier cosa (y si, esperando una respuesta). tu articulo me parece de lo mas divertido y al mismo tiempo considero que dice muchas cosas que son importantes respecto a esta nueva moda avadala incluso en telenovelas (medio de difusion preferido despues de los reality shows) y que es relamente como lo muestras en tu articulo absolutamente ridiculo.
felicidades.

Anónimo dijo...

Es una verdadera delicia leer a personas como tú.
Excelente artículo.

El Editor dijo...

Tuve que borrar un mensaje anterior a este debido a que insultaba a la autora del artículo.
En este blog se aceptan las críticas siempre que sean racionales y respetuosas.

Anónimo dijo...

La verdad me gustó mucho más la otra entrada humorística: El peligro de ser índigo. Ésa sí era genial y TENÍA humor

Anónimo dijo...

Ya me estaba durmiendo de tanta lectura sobre los niños índigo cuando leí su artículo, me ha gustado muchísimo su redacción humorística. Gracias por existir.
Atte. Bruja

El Editor dijo...

Tuve que borrar un mensaje anterior a este firnado por Laura debido a que era insultante y carente de propuestas.
En este blog se aceptan las críticas siempre que sean racionales y respetuosas.

Anónimo dijo...

esta bueno tu documento chao